En el Brasil, el maíz, sorgo, girasol,
soya, algodón y el arroz están entre los cultivos más importantes en términos
de superficie sembrada. Sin embargo, muchas hortalizas se producen también a
través del uso de semillas híbridas, como el tomate por ejemplo. Por otro lado,
en el Reino Unido, la betarraga, maíz, forrajeras y hortalizas son los cultivos
que representan el mayor uso de materiales híbridos a partir de semillas F1.
Otros materiales híbridos están incidiendo también en un importante sector del
mercado, como la canola y la cebada de invierno, así como nuevas variedades de
trigo híbrido que han sido recientemente introducidas.
El desarrollo de los materiales híbridos
ha sido uno de los principales factores para un significativo aumento en la
productividad global de los cultivos. Ese avance se logró a través de la
selección y combinación de dos líneas parentales puras, formando el vigor
híbrido. Este impulso al desempeño combinando al mejor rendimiento, calidad y
caracteres de interés agronómico y comercial de cada parental es el resultante
del vigor híbrido.
PRODUCCIÓN DE SEMILLAs HÍBRIDAs
Para la producción de un material híbrido
se utilizan dos materiales donde uno de ellos servirá como hembra y el otro como
macho o padre. Por regla general, la línea usada como macho tiene como característica
principal la producción de polen en mayor volumen y tiempo. Y la línea usada
como hembra tiene como objetivo la mayor productividad de la semilla.
Para la producción de híbridos simples
se utilizan dos líneas puras o linajes. Es el cruzamiento de estos dos linajes
que da como origen un híbrido simple. En el caso del híbrido triple, el cruzamiento
se da a través de un linaje y un híbrido simple, donde el linaje se usa como
macho y el híbrido simple como hembra, pues el híbrido simple como hembra
presenta mayor productividad en semillas. En el caso de híbridos dobles, se utilizan
dos híbridos simples. Los linajes o parentales son genéticamente uniformes y
cuidadosamente seleccionados por el fitomejorador en ensayos durante varios años
para identificar la mejor combinación genética.
En el material que servirá como hembra
se debe retirar la parte masculina, ya sea la flor o, en otro lugar de la planta
como el maíz, en el que se retira la espiga de forma manual o mecánica. Otra
posibilidad para la producción de semillas híbridas es utilizar, cuando sea posible,
la esterilidad del macho (no hay formación de la parte masculina en la flor) en
la planta que servirá como padre. Este proceso es mejor pues economiza la mano de
obra para retirar la parte masculina de las plantas (emasculación), la misma
que debe realizarse con sol y/o con lluvia.
La emasculación, además de ardua y
precisa, es un proceso caro pues los trabajadores deben entrar al cultivo más de
una vez para retirar la espiga, pues se debe plantear como meta el retiro del
100% de las espigas antes de que los granos de polen en las espigas polinicen
los estigmas (estructura femenina). En caso de que la polinización se presente
antes del retiro de las espigas, el campo estará contaminado, es decir, inhabilitado
para la producción de semillas pues el producto cosechado será una generación
F2, es decir, una generación obtenida de la auto-fecundación (polen de líneas
hembras polinizando estigmas de los propios linajes hembras) y no como debería
ser, producto de la polinización cruzada entre el polen de las líneas macho y
los estigmas de las líneas hembra.
En el proceso de producción del híbrido
en campo, lo que se cosecha para semilla es la producción proveniente de la
planta hembra o madre, mientras que el material que sirvió como padre es generalmente
descartado tan pronto ocurre la polinización. De ese modo, para facilitar la
polinización la cosecha de las semillas, la siembra se realiza en líneas o
franjas en una relación de dos a cuatro líneas de hembras por una de machos.
Esta relación puede variar de acuerdo al híbrido, de la misma forma que la
diferencia de época de siembra existente entre las líneas macho y hembra.
Para una correcta polinización es necesario
que el polen maduro salga de las anteras de los linajes macho y encuentre los estigmas
de los linajes hembras. Una vez alcanzados los estigmas, el polen circula a lo
largo de dicho estigma para que más tarde ocurra el proceso de polinización y, posteriormente,
la fecundación. Además de tal coincidencia, se requiere que las condiciones
ambientales permitan que este polen se desplace a lo largo del estigma. Días
excesivamente calientes y secos perjudican este desplazamiento y por lo tanto,
la polinización y, en consecuencia, la fecundación.
Para que ocurra esta coincidencia entre
la caída del polen y la receptividad de los estigmas es necesario que las
líneas hembra y macho se siembren de tal forma que favorezcan esta
simultaneidad. Para ello, se requieren estudios con el fin de determinar con
precisión esas fases en cada uno de los linajes utilizados. Esas fases del
desarrollo en cada linaje se miden en unidades de calor y no en días. El maíz
tiene todas sus fases de desarrollo determinadas por la acumulación del calor
diario. De manera simple, el maíz acumula todo el calor por encima de 10ºC en
forma de unidades de calor. Como las temperaturas promedio oscilan en función del
día, la región, época de siembra, etc., la manera correcta y precisa es
detereminar en unidades de calor y no en días.
El resultado del cruzamiento de dos líneas
puras será un material híbrido. La semilla resultante es conocida como semilla
híbrida F1, las mismas que poseen el mismo contenido genético, es decir, se tendrá
una población homogénea en la que todas las plantas son iguales.
Las plantas provenientes de un híbrido F1
son homogéneas y heterocigotos, aunque no son estables.
Esto quiere decir que en caso de que el
agricultor desee guardar su semilla propia generación F2 (auto-fecundación) y utilizarla
en su próxima siembra, las plantas resultantes serán bastante diferentes unas
de otras, implicando diversos inconvenientes como una reducción drástica en la
productividad, merma en la resistencia a insectos, enfermedades, maduración
desuniforme, calidad industrial y estatura diferentes, etc.
En el programa de producción de semillas
híbridas comerciales es necesario que se produzcan con anterioridad semillas de
las líneas parentales, lo que implica costos elevados, alta tecnología y
condiciones específicas. En el caso de la producción de F1, sea ésta con emasculación
física de la flor masculina, la producción de las líneas parentales se facilita
pues involucra solamente cuidados como el aislamiento para la producción de semillas.
Sin embargo, cuando se utiliza la macho-esterilidad, el proceso es más complicado
pues la madre es macho-estéril y no posibilita la autofecundación para mantener
la homocigosis. De ese modo, el problema es producir las semillas de la línea
parental que servirá como madre, lo que se consigue a través de otra línea pura
que servirá como padre, aunque no restaurará la fertilidad. Esa línea pura es
el gran secreto de las empresas que se guarda bajo siete llaves.
Resumiendo, el proceso de producción de
híbridos no ocurre rápidamente en la naturaleza; la producción de semillas híbridas
debe realizarse en cada temporada para preservar su contenido genético. Los
materiales F1 (híbridos) llevan en promedio entre 8 a 10 años para
desarrollarse y debe ser probados y controlados en diferentes zonas, diferentes
épocas de siembra y condiciones de manejo por dos años para determinar el valor
del cultivo y su uso (VCU). Posteriormente, deben ser registrados en el
Servicio Nacional de Protección de Variedades (SNPC); con ello, estarán acreditados
para registrar los campos semilleros y para participar en la zonificación
agrícola comercial del Ministerio de Agricultura.
El proceso de selección y producción de
semillas híbridas es lento y oneroso y debe realizarse en cada nueva
generación. Sin embargo, el desempeño de esas semillas es superior al de una
variedad homocigótica cuya magnitud varía según las especies y tipos de
híbridos. Para el maíz por ejemplo, las ganancias en productividad son extraordinarias,
pudiendo ser superiores al 100% para híbridos simples en relación a una
variedad convencional, mientras que para el arroz híbrido esas ganancias pueden
alcanzar un 30%. Es evidente que el costo de la semilla híbrida es superior al
de una variedad convencional, por ello su tasa de retorno es considerablemente superior
compensando con sobrantes y el costo de la semilla. Actualmente, las semillas
híbridas de maíz, consideradas de alta tecnología, participan con alrededor del
11 al 13% del costo total del cultivo. Esa baja participación dentro del costo
total se explica por el hecho de que la mayoría de los costos en un cultivo son
fijos y no dependen del nivel tecnológico del mismo.
LA SEGREGACIÓN
Los hijos de los híbridos F1 son llamados
F2, los que pierden el vigor híbrido produciendo una población segregante
abarcando toda la variación genética de los parentales originales y sin las
combinaciones del gen dominante que fueron la base del desempeño del híbrido original.
La variación de la población F2 es tan grande que para estudios de marcadores moleculares
que necesitan del mapeo de genes, esos estudios pasan necesariamente por
poblaciones F2 para caracterizar mejor un determinado atributo. Así,
simplemente no existe una base económica o agronómica para la utilización de
semilla propia de un híbrido F1 por el agricultor para ninguna especie que se
multiplique sexualmente.
Si un material híbrido se siembra nuevamente
como semilla propia no producirá plantas con desempeño similar al parental
híbrido debido a la regresión genética y a la segregación. El cultivo
resultante de un híbrido de segunda generación F2 perderá heterosis y su
desempeño esperado será mucho menor. Además, el cultivo no se parecerá ala
variedad original ni botánicamente ni en su desempeño y carácter. Un híbrido F1
no se reproduce fielmente en su generación F2. De ese modo, por razones
técnicas y comerciales, los híbridos no se restablecen como semilla propia por
no existir prácticamente una base económica o agronómica para ello.
DERECHOS DE LOS FITOMEJORADORES
El uso de semilla propia de un
híbrido no está permitido sin el consentimiento de su obtentor, en el caso de
los países que han adoptado la convención de la UPOV de 1981. En los países que
adoptaron la convención UPOV de 1978, como es el caso del Brasil, la producción
y comercialización de semillas no autorizadas por el obtentor están prohibidas.
Las variedades protegidas por la Ley de Protección de Variedades solo pueden
ser multiplicadas por el agricultor para uso propio en sus propiedades, pero sin
embargo, deberán registrar su campo de producción en el Ministerio de
Agricultura por medio de una declaración donde deberá comprobarse el origen de
las semillas mediante nota fiscal de compra; determinar la zona de
multiplicación / beneficiamiento y volumen, que deberán ser compatibles con la
especie y tasa de siembra de la variedad registrada en el SNPC; además de
declarar un estimado de la superficie a sembrar con esa semilla en la próxima
campaña y tener autorización del obtentor de la variedad.
Esas informaciones puede ser
monitoreadas y comparadas para evitar que semillas de uso propio sean
producidas en exceso y comercializadas, lo que está prohibido por Ley y, en
este caso, se caracteriza como “piratería”.
En el caso de especies no protegidas, la
Ley de Semillas puede también ser aplicada. En caso de que un agricultor o
cualquier otra persona siembre dos híbridos diferentes para cruzar entre sí,
incluso para uso propio, estará cayendo en la ilegalidad para la Ley de Semillas.
El resultante de ese cruzamiento será un nuevo producto que no fue probado ni
controlado su Valor de Cultivo y Uso (VCU); no obtuvo su registro en el SNPC; y
por lo tanto, no puede contar con su campo registrado para la producción de
semillas, estando en discordancia con dicha ley de semillas. Por ello se
enfatiza que, además de la ilegalidad, están las pérdidas cuantitativas y
cualitativas.
DESEMPEÑO Y CALIDAD
En el Brasil existe un arroz híbrido
exitoso en el que el F1 es resistente a un herbicida total que es muy utilizado
para combatir una maleza llamada arroz rojo, pues aplicando el herbicida, éste
mata todas las hierbas dañinas y tipos de arroz, excepto el arroz híbrido F1.
Ocurre que en F2, es decir en sus hijos, esto no se presenta pues como uno de
los padres para la formación del híbrido F1 no es resistente al herbicida, se
da una gran segregación con un alto porcentaje de plantas susceptibles al herbicida
– cerca del 25% de la población de plantas serán susceptibles al herbicida
total, es decir, morirán después de la aplicación. La segregación también
afecta a la calidad industrial con efectos en el rendimiento de granos enteros,
yesosos, entre otros.
Otro ejemplo bastante actual son los materiales
Bt en maíz y algodón, es decir, aquellos que son resistentes al ataque de
algunos tipos de insectos. En F1, los materiales son resistentes representando grandes
beneficios para el agricultor; sin embargo, en F2, debido a la segregación, por
lo menos el 25% de la población será susceptible al ataque de insectos.
En el caso de la colza híbrida, la
semilla propia F2 puede presentar problemas de calidad y maduración, resultando
en un tenor de glucosinolatos variable y problemas con semilla rojas o
inmaduras en el momento de la cosecha. Después de la campaña de 2013, las
industrias europeas aceptarán solamente producto proveniente de híbridos de
colza registrados con un tenor de glucosinolatos de 18 μmol
o inferior. Los cultivos deben haber sido establecidos a partir de semillas certificadas
de variedades híbridas. La colza producida a partir de semilla propia de un material
híbrido no será aceptada por la industria.